Nunca duerme la bestia
Sólo descansa
Plácida
Mientras es fielmente alimentada.
Todas las mañanas
No adentramos miles en sus entrañas
A través de accesos imposibles
Como si fuese por ganas.
Fauces custodiadas por hombres armados,
Unos con pistolas y placas,
otros con frios objetivos justificados.
Sus vísceras azules brillan
Irradiando silenciosas
quemándonos sin que duela
sin que nadie diga nada.
La radiacción va en el sueldo, amigos.
Pero mucho peor es el hastio.
Un hastio vital y mortecino.
General, como en todos los curros
pero este es el que vivo.
Quizás sea inocente, pero me resisto
Busco darle sentido
Aunque sea a golpe de martillo
Buscarlo es creer en ello,
Sino es darme por vencido
Muere Radiactive Man...